EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL MARCO ACTUAL DE
CRISIS ECONÓMICA
Los continuos cambios normativos, las
políticas de recorte de gasto, así como el creciente interés en la gestión de
la calidad o la excelencia, podrían constituir el marco general en el que se
encuentra la Universidad en estos momentos. Para afrontar estos restos, hemos
dividido este post en tres áreas, dentro de las muchas que podríamos abordar.
1)
La primera de ellas se centra en el papel
económico y social de la Universidad
El
primer planteamiento que cabe establecer al hablar de la Universidad en
general, y de la española de un modo particular es el peso de los
Universitarios en la sociedad. Para ello debemos de analizar si hemos pasado a
“producir” demasiados titulados y por otra parte ¿cuáles son sus aportaciones a
la sociedad? .
Los
sistemas de educación superior en la mayoría de los países experimentaron una
expansión vertiginosa a partir de la década de los 80. El volumen de matrículas
se vio incrementado en gran medida. También aumentaron notablemente el número
de universidades, así como el número de titulaciones. En la sociedad del
conocimiento, éste, debería de crecer en
progresión geométrica para adaptarnos a las demandas de la sociedad, generando
nuevas Profesiones, Títulos e Ideas en general, mientras que los recursos
disponibles no sólo no crecen, si no que nos encontramos en estos momentos con
una recesión en los mismos. Del mismo modo, la inminente internacionalización
del sistema educativo nos lleva a crear los nuevos sistemas de enseñanzas
adaptados al EEES de tal manera que consigamos la globalización de los estudios
a nivel europeo y con ello una mayor transferencia de profesionales en los
mercados laborales en el ámbito profesional y técnico en todo el territorio
europeo. Esto implica un nuevo proceso de cambio añadido. La Estrategia Europa
2020 propone que el 50% de la población disponga de algún titulo superior, esto
implica la necesidad de potenciar el papel de las Universidades como
generadoras de conocimiento, y por tanto de desarrollo económico. Esta
situación de expansión de los estudios universitarios, ha llevado a una
progresión creciente en toda la UE, y más concretamente en España, donde en 10
años ha subido 10 puntos el porcentaje de población con titulo superior, Cifra
que se eleva al 34% si consideramos a los más jóvenes, entre 25-34 años. Tal y
como hemos señalado, deberíamos alcanzar el 50% de población (cuando menos
entre los jóvenes) en el 2020
¿Es
eficiente nuestro sistema de enseñanza Universitaria? Los indicadores
disponibles señalan que no lo es menos que los países del entorno. Así el
número de estudiantes que finaliza en el tiempo previsto es mayor que la media
de la UE. Aunque un 30% abandona sus estudios, la mayoría cambian de
titulación, por lo que la tasa de abandono total es del 12% . ¿Porqué abandonan
su primera opción? y el análisis por títulos, no sólo a través de cifras
agregadas es imprescindible.
La
Universidad: ¿Ejerce un papel redistributivo?: ver post anterior
Por otra parte, los beneficios que la
educación presenta en el individuo y en la sociedad son incuestionables, así
numerosos estudios OCDE demuestran que los individuos con mayor nivel educativo
viven más años, están más satisfechos con la vida y cobran mayor salario. Sin
embargo, la educación ejerce un papel muy positivo para la sociedad en general, generando sociedades con mayor
capital social, y por lo tanto más cohesionadas y justas.
2) Gasto/ Inversión en educación
Una
vez analizado el papel de la Universidad, el siguiente paso es ¿cuánto nos
cuesta? Sería interesante separar entre ramas ¿qué es lo que recibe cada alumno
en las diferentes titulaciones? En este punto podríamos empezar a pensar si
hemos reproducido títulos de modo innecesario y si tenemos todos los que la
nueva sociedad del conocimiento precisa. Se trata de una Inversión no de un
Gasto, pero, es ¿un gasto en docencia? ¿en investigación? Básicamente el
presupuesto de las Universidades es masa salarial. El gasto en educación
universitaria en %PIB (1,1%) se sitúa en España entre los más bajos
de la OCDE. Esta cifra mide el “esfuerzo educativo”, en un país en el que el
PIB per cápita tampoco en muy elevado, sin embargo el resultado final es un
gasto por alumno mayor que en los países de nuestro entorno; similar a países
más avanzados o que dedican una mayor porcentaje del PIB. Sería interesante
separar entre ramas ¿qué es lo que recibe cada alumno en las diferentes
titulaciones? En este punto podríamos empezar a pensar si hemos reproducido
títulos de modo innecesario y si tenemos todos los que la nueva sociedad del
conocimiento precisa. Pero ¿por qué tenemos mayor gasto por alumno
que en función del PIB? Esto
es debido a que no entran en la Universidad demasiados alumnos, sino que el
ratio de entrada sobre su grupo de edad, ha crecido muy poco en los últimos
años. Lo que implica que tenemos menos alumnos en la Universidad que los países
más desarrollados. Este hecho que parece cuando menos extraño, llevaría pensar en qué titulaciones están matriculados
los alumnos, ¿son las que precisa el mercado? ¿es necesario que lo sean? ¿por
qué no tienen trabajo nuestros titulados sino “producimos” más que otros
países…
Si
analizamos la evolución de las tasas de paro en España, podríamos hablar de un
colapso en la contratación de jóvenes. No
es tan sólo un problema de destrucción de empleo entre la población que
tiene estudios superiores ( De 30 a 44 años la tasa paro
Universitaria es del 12%, pasando al 7% a partir de esa edad). No generamos
puestos de trabajo para los jóvenes, y tampoco para nuestros titulados,
creándose una bolsa de universitarios que no logra encontrar un lugar en el
mercado. La tasa de paro entre los universitarios es la más baja y menor que a
mediados de los 80, El 12,5% de los parados son universitarios y optan al 49%
de las ofertas de empleo. Si no tenemos más titulados qué otros países debemos
de analizar el problema de la empleabilidad.
3) Gestión de la Universidad y los
recursos públicos
En
esta última parte de la exposición nos centraremos en el doble papel que tiene
la Universidad en Docencia e investigación . ¿Podemos separar esos dos papeles? Hay Universidades o
Centros orientados a una u otra área. ¿Es posible una carrera académica en la
que tengan el mismo peso docencia/investigación/gestión? Deberían optar los profesores por
especializarse en alguna de esa áreas ¿cuánta carga de trabajo de CALIDAD puede
soportar cada una?. ¿Podemos separar
esos dos papeles? Hay Universidades o Centros orientados a una u otra área. ¿Es
posible una carrera académica en la que tengan el mismo peso
docencia/investigación/gestión? Deberían
optar los profesores por especializarse en alguna de esa áreas ¿cuánta carga de
trabajo de CALIDAD puede soportar cada una? .Con el proceso de Bolonia hemos
copiado un modelo anglosajón en un sistema de organización rígido, en el que el personal y los alumnos
de cada titulación deben de filtrarse por un mismo embudo. Todo ello con
dimensiones y medios diferentes entre centros.
Integración en la sociedad
Las
universidades y las empresas
comenzaron como polos opuestos, puesto
que las universidades tenían como único fin la búsqueda del conocimiento y de
la cultura mientras que las empresas tenían como fin prioritario y
prácticamente único los beneficios económicos. Es por ello que en un principio
resultó un poco extraño pedir a las universidades que actuasen basándose en
criterios de eficiencia y productividad, pero esto ha ido cambiado a lo largo
de los años y en la actualidad tanto la eficiencia como la productividad son
don puntos fundamentales en el sistema educativo. ¿Son incompatibles un sistema
basado en el conocimiento y la cultura con u planteamiento económico de su
gestión? Es importante señalar que es vital para el sistema educativo y para la
economía del país conseguir un perfecto engranaje entre la oferta de
titulaciones y la demanda de mercado y que ambos factores son los que se deben
conseguir aplicando los sistemas de calidad de forma adecuada. No por ello
todas las titulaciones, centros o Universidades deben de tener los mismos
objetivos. Se trata de proponer una especialización para lograr prestar unos
servicios públicos de modo eficiente, en aquellas área (docente/investigadora/reflexión
cultural…) en la que puedan aportar más y mejor.