viernes, 15 de febrero de 2013

EDUCACIÓN E IGUALDAD SOCIAL




Los beneficios que la educación presenta en el individuo y en la sociedad son incuestionables, así numerosos estudios OCDE  demuestran que los individuos con mayor nivel educativo viven más años, están más satisfechos con la vida y cobran mayor salario. Sin embargo, la educación ejerce un papel muy positivo para la sociedad en  general, generando sociedades con mayor capital social, y por lo tanto más cohesionadas y justas.

Uno de los aspectos importante a considerar es el papel de redistribución de la renta que ejerce en la población, siendo necesario, en términos generales, disponer de estudios secundarios de segundo ciclo o superiores.  Para analizar este aspecto, repasamos en este post algunos de las cuestiones relativas a las tasas de matrícula, graduación y procedencia de los jóvenes españoles.

El año 2010 el porcentaje de población entre 25 y 34 años que  no ha completado sus estudios secundarios era del 35%,  cifra que no supera el 20% en la mayor parte de los países de nuestro entorno, si bien, es importante destacar que en las últimas décadas hemos avanzado, ya que hace 20 años superaba el 50%, se observa por tanto una cierto convergencia hacia los países más desarrollados, aunque lenta.  Las  elevadas tasas de fracaso escolar en España, que a pesar de haber disminuido de forma importante con las crisis, aún se sitúan entorno al 25% en 2012, el nivel más bajo en muchos años, pero alejado del 10% que plantea la estrategia 2020.  Una de las explicaciones de este hecho radica, según  Lassibille y Navarro (2008) en  el carácter no diferenciado de los sistemas de enseñanza que niegan el carácter plural de los talentos e impide a muchos estudiantes adquirir cualificaciones en la medida de sus capacidades y negociables en el mercado de trabajo. Nuestro sistema educativo implica la necesidad de completar la educación secundaria obligatoria antes de poder optar por un modelo de enseñanza más práctica y orientada al mercado, frente a los estudios más generalistas enfocados haca la continuación de estudios y la Universidad. Las mayores diferencias en cuanto a la educación en España se sitúan por tanto en las enseñanzas medias en la población en general 25-64, pasando del  16% en 2000 al 22% en 2010, aún estamos lejos de las cifras de la OCDE (44%) y de la Unión Europea (48%), INEE (2012) 

Este 35% de población joven que no completa sus estudios secundarios implica jóvenes no cualificados, con poco acceso al mercado de trabajo, y mucho menos a un salario digno. Este es, sin duda, uno de los problemas más importantes del sistema educativo español. En sentido positivo es importante destacar el cambio de tendencia en la orientación de los estudios secundarios de segunda etapa (no obligatorios). Así de 2000 a 2008 el porcentaje de alumnos que se han decidido por la formación profesional se ha incrementado en 10 puntos porcentuales, siendo en estos mayor su tasa de graduados sobre matriculados.

Matrícula  (% según orientación de estudios)        Graduación
 
Fuente: Casquero y Navarro (2012)


El porcentaje de jóvenes que potencialmente podrían acceder a la Universidad en 2008 era del 45%, cifra similar a la media de la UE: Pero de qué clase social son esos jóvenes, ¿acceden en España todos los estratos sociales a la Universidad? La tabla que reproducimos a continuación explica en gran medida la evolución de la sociedad española. El bajo nivel educativo  que se presentaba en  la población española en las cohortes más altas, las correspondientes a los padres de los universitarios, el 48% (45-54 años) y el 32% (55-64 años) tienen estudios secundarios o superiores, ha hecho  que muchos de sus hijos hayan superado el nivel educativo, así como el nivel de renta de sus padres. Este aumento de la población con estudios universitarios, implica un efecto igualador de clases, ya que niveles educativos más elevados, llevan asociados mayores niveles de renta.

Así se observa como entre los jóvenes de 20-34 años que han accedido  a la Universidad, un 32% proceden de familias con nivel de estudios bajos, cifra muy importante, pero que sólo alcanza a la mitad de los que potencialmente pertenecen a ese estrato social. Por el contrario, aquellos progenitores que poseen estudios superiores (apenas un 20% del total de padres de los jóvenes entre 20-35 años) han conseguido que sus hijos supongan más del 43% de los estudiantes universitarios, aumentando por lo tanto la distancia respecto a las clases más desfavorecidas. Las clases medias, o dicho de otro modo, aquellos que presentan estudios medios han aumentado ligeramente su presencia en la Universidad, respecto a la que tienen en la sociedad en general. Analizado en términos de movilidad (tabla A.6.3) Según el 45% de la población española entre 25 y 34 años alcanza un nivel educativo más elevado que el de sus padres y un 6% tiene un nivel inferior, situación que se produce de modo más acusado en aquellos países que partían de bajos niveles educativos en la población.


¿Qué podría explicar este hecho, teniendo en cuenta la existencia de tasas de matrícula relativamente bajas? Son muchos los estudios que indican que el nivel educativo de los padres  (y en mayor medida los de las madre, ver Investigaciones de Economía de la Educación) condicionan el éxito escolar de los hijos. Es cierto que hay un 32% de universitarios cuyos padres no disponían de ningún tipo de formación, cifras similares a los países con mayor atraso educativo histórico como Grecia y Portugal, pero la mayor parte de estos estudiantes abandonan sus estudios ante de finalizar la secundaria y no tienen por lo tanto acceso a una educación universal y cuasi-gratuita como ha sido la Universidad en España.

Como conclusión podemos señalar que la Universidad en España ha ejercido un efecto redistributivo de rentas, permitiendo a un elevado porcentaje de alumnos con pocos recursos acceder a ella, pero sin embargo las elevadas tasas de fracaso en secundaria llevan a reproducir un sistema social con un elevado porcentaje de población sin estudios 35% entre los más jóvenes, que difícilmente nos permitirá alcanzar la convergencia en relación a los países de nuestro entorno, en formación y por lo tanto en un sistema económico desarrollado.

Hemos pasado de una Universidad de élites a una Universidad de masas, pero no hemos logrado incluir en ella a todos los estratos de la población. Si bien un importante número de hijos de padres sin estudios han logrado el éxito académico, siguen reproduciéndose los patrones que llevan a las clases medias a permanecer con mayor número de titulados universitarios entre sus hijos, y por lo tanto un mayor nivel de rentas futuras.

Lograr que aquellos que proceden de familias con menos recursos puedan concluir de manera exitosa sus estudios medios, es un paso previo para que puedan acceder a un sistema universitario accesible, pero no aún para todos. Potenciar el sistema de becas, no sólo en la Universidad, sino desde edades tempranas, fomenta la cultura del esfuerzo y el sacrificio, que ayudará a sacar adelante a muchos jóvenes que de otro modo, debido a las condiciones sociales y familiares de su entorno no podrían tener acceso a la educación, a pesar de ser universal y cuasi-gratuita.

Isabel Neira 

 Bibliografía



INEE (2012) Panorama de la Educación Indicadores de la OCDE 2012. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.





ANEXO TABLAS

  
Fuente: OCDE (2012)

Table A6.3. Educational mobility of 25-34 year-old non-students by parent's level of education (2009)

















Men and Women


Downward mobility
Upward mobility
Status quo
Country
notes
Low
Medium
High
Total


(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
Australia
1
9%
49%
10%
12%
21%
42%
Austria

14%
26%
6%
45%
8%
59%
Belgium

12%
40%
12%
14%
21%
47%
Canada
2
19%
36%
4%
16%
26%
46%
Chile

m
m
m
m
m
m
Czech Republic
6%
49%
6%
31%
9%
45%
Denmark
24%
28%
4%
16%
28%
48%
Estonia

27%
16%
3%
30%
23%
57%
Finland

21%
27%
2%
26%
24%
51%
France

10%
45%
10%
19%
15%
45%
Germany
22%
20%
6%
37%
15%
59%
Greece

6%
48%
23%
15%
8%
46%
Hungary

5%
53%
13%
19%
10%
42%
Iceland

29%
26%
10%
18%
17%
45%
Ireland

5%
57%
13%
11%
14%
38%
Israel

m
m
m
m
m
m
Italy

6%
45%
29%
15%
5%
49%
Japan

m
m
m
m
m
m
Korea

m
m
m
m
m
m
Luxembourg
9%
41%
10%
17%
23%
51%
Mexico

m
m
m
m
m
m
Netherlands
17%
39%
10%
13%
22%
45%
New Zealand
1
18%
27%
5%
25%
24%
55%
Norway

22%
25%
4%
23%
26%
53%
Poland

3%
64%
7%
16%
10%
33%
Portugal

3%
38%
51%
3%
5%
59%
Slovak Republic
6%
18%
3%
66%
8%
77%
Slovenia

12%
39%
3%
37%
9%
49%
Spain

6%
45%
32%
5%
12%
49%
Sweden

15%
45%
5%
15%
20%
40%
Switzerland
14%
31%
6%
31%
19%
56%
Turkey

3%
31%
60%
3%
4%
66%
United Kingdom
13%
41%
15%
11%
20%
47%
United States
2
19%
22%
8%
29%
23%
60%




OECD average
13%
37%
13%
21%
16%
50%
EU21 average
12%
39%
13%
22%
15%
49%
Fuente: OCDE (2012)